Después de mes y medio "parada" en casa he decidido que ya es hora de poner en orden mis ideas.
Cuando hablo de estar "parada" me refiero a su sentido más literal. Me encuentro inmovilizada de la pierna derecha aunque perfectamente sana del resto como para poder seguir realizando todas las tareas al alcance de mi mano, sillón y ordenador mediante.
Cuando miro atrás y repaso lo que he hecho durante este tiempo, me doy cuenta de que he centrado mi tiempo en lo fácil y menos imaginativo.
Primero, he intentado mantener una rutina de trabajo diario ya que falsamente me quería convencer de que mis compañeros no iban a poder sobrevivir sin mí. Rápidamente me di cuenta de este error ya que por un lado nadie es imprescindible pero por otro estaba generando una serie de susceptibilidades que hacían la situación incómoda. Más que ayudar me sentía atentando contra uno de los principales derechos de los trabajadores como es el de poder ponerse enfermo sin menoscabo de tu situación laboral. Otros no van a permitir que crees un precedente que pueda hacer tambalear las bases de un convenio laboral aún escaso y tacaño para muchos.
Esto me hizo reflexionar, ¿yo quería trabajar para ayudar ó trabajar para mí? Es duro llenar o simplemente pensar en llenar una jornada sin horarios ni tareas prefijadas, agravado por la baja movilidad. En resumen, sí, quería trabajar para mí, para recortar las horas de una jornada que se me parecía extremadamente larga.
¿Qué hacer entonces? Lo más sencillo, leer, siempre he leído con lo que se me ofrecía una oportunidad estupenda de dedicarme uno de mis hobbies preferidos. Y eso he hecho, poner un poco más al día (nunca lo suficiente) mi biblioteca. El detalle lo dejo para siguientes entradas donde daré un pequeño y modesto punto de vista sobre los diferentes libros que he decidido que me acompañen durante estos día.
Aún así, como no me acababa de convencer estar únicamente dedicada a la lectura, he ampliado horizontes: empezando a escribir este blog (por lo menos mientras esté de baja intentaré mantenerlo actualizado), retomando el dibujo abandonado desde mi época de instituto (más de 20 años!), poniendo al día mi Twitter y mejorando mi inglés (¡gracias Erin por seguir viniendo a mi casa!).
Sobre series estoy realmente perezosa pero le voy a dar una oportunidad a Hermanos de Sangre, The Wire y Madmen (je, qué original) y como no, a Big Bang Theory.
Si sobre series estoy perezosa, de películas, para qué hablar. En todo este tiempo sólo me he animado con Toy Story 3, Das Boot, Into de Wild, Wolverine (X-men Origin) y con Sexo en Nueva York 2. Por variedad que no quede aunque por calidad algunas de ellas dejan mucho que desear (perdona Sexo en Nueva York, las películas no merecen la pena, mismos personajes sin la frescura ni originalidad de la serie y si me apuras no más de los 20 minutos de un capítulo de la sitcom original). Me quedo como mejor y más interesante con Das Boot, sobre la vida en un submarino alemán durante la Segunda Guerra Mundial y como entrañable y para todos los públicos, con Toy Story 3, nunca defrauda.
Y poco más. Hasta la próxima entrega dedicada a mis libros y a mi avance en el dibujo. Quizá incluso algún día, más en frío y lejano, incluso me atreva a escribir sobre mis últimas experiencias con el sistema sanitario privado en España.
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